Soy leyenda


En el año 2009, después de que la doctora Alice Kripin modificara el virus de la viruela genéticamente como cura para el cáncer, dicho virus muta, generando una extraña epidemia a nivel global. Un virólogo del Ejército de los EE. UU., el Teniente Coronel Robert Neville, queda como el último humano sin contagiar en la ciudad de Nueva York, y posiblemente en el mundo entero.

La imagen de la devastación de Nueva York comienza en 2012, con una serie de programas de noticias de una televisión local grabados ya hace tiempo, que revelan que la pandemia que asoló al mundo comenzó siendo una vacuna que parecía que iba por buen camino, pero que mutó provocando que al infectarse un humano o un animal se convirtiera en una criatura parecida a un monstruo o un zombie en el cual concurrirían los siguientes síntomas: se degeneraría a un estado primitivo y agresivo, perdería el cabello y sería extremadamente vulnerable a las radiaciones UV del sol, obligándolo a ocultarse en las sombras (cuevas, edificios abandonados, etc.) durante el día.

Al final del primer año de la infección, el 90% de la población humana del planeta murió. Eso fue debido a que el 9% estaba infectada, pero que en vez de morir se convirtió en esas criaturas, mientras el resto (unos 12 millones), que era inmune al virus, fueron perseguida y asesinada por quienes estaban infectados, o se suicidaron debido al aislamiento del mundo exterior.
Tres años después del brote y tras pasar muy duros momentos, Robert Neville teme que pueda ser el último humano en su país, o quizás en el mundo. En una Manhattan que carece de todo rastro de humanos, Neville vive una vida rutinaria y aburrida en la que destina su tiempo a investigar curas para el brote del virus que destrozó a la Humanidad y tomar suministros para pasar las duras noches de ruidos de los 'monstruos' y soledad, y sólo cambia el plan si un día le surge la idea de ir a cazar ciervos por Wall Street o jugar al golf en el puerto de Manhattan. Todos los días emite en toda la banda de AM mensajes grabados en los que pide por favor que si hay algún otro superviviente se reúna con él cuando el sol está más alto en South Street Seaport. Unos flashbacks en sus sueños le estremecen cuando recuerda la muerte de su mujer e hija en un accidente de helicóptero durante la evacuación de la isla, cuando se impuso la cuarentena militar de la Isla de Manhattan en 2009. Solo se puede relacionar con su perra Sam, la cual a lo largo del largometraje se define como su gran compañera. Para evitar la demencia, coloca unos maniquíes en algunos locales que él visita con frecuencia para tratarlos como a humanos.

Robert Neville, experimentando, encuentra una cura derivada de su propia sangre, por lo que pone unas gotas de sangre humana en un edificio en sombra, y debido a la falta de alimento una mujer cae en la trampa. Un varón infectado lo mira con odio y rabia de no poder salir al sol para vengarse (posiblemente la mujer que cayó en la trampa fuese su esposa). En su laboratorio, que se encuentra en el sótano de su edificio fuertemente protegido y aislado ante los posibles ataques nocturnos, Neville trata a la mujer infectada sin éxito. El día después, y con el consiguiente disgusto por el fracaso de la prueba, observa en las ruinas de Nueva York que un maniquí está puesto estratégicamente en un puente con sombra y junto al Grand Central Terminal Station de Nueva York. Está paranoico, puesto que él cree que no lo colocó en ese lugar. De hecho se puede ver que el maniquí mueve la cabeza. Cuando lo inspecciona cae en la trampa que él había dejado días antes, similar a la que utilizó para capturar a la mujer y queda inconsciente.

Al despertar puede escuchar la alarma de su reloj, que le indica que debe refugiarse antes de que se ponga el sol y los mutantes salgan a la calle. Al liberarse de la trampa, él y su perra son atacados por tres perros infectados, enviados por el hombre infectado que se ve al principio. Se hace notar que de alguna manera está siguiendo a Neville por la ciudad; Neville consigue llegar apenas a su camioneta (debido a que al liberarse y caer de la trampa, se clava accidentalmente la navaja con la que corta el lazo del que estaba amarrado) y sacar una pistola para dar muerte a dos de los perros, uno de los cuales muerde a Sam, quien mata al tercer perro. Aunque ésta no pueda infectarse por la suspensión del virus en el aire, es infectada por la mordedura. 

Neville, después de huir de ahí, le inyecta a Sam un suero experimental, pero sigue mostrando signos de infección. Nevillese ve obligado a matar a Sam y se queda solo. En el triste mundo que Neville descubre sin la compañía de su perra estando solo y desesperado, lanza un ataque suicida contra los infectados con una trampa de un poco de su sangre en un maniquí atacándolos con su camioneta. Aquí se ve de nuevo al hombre del principio y se hace evidente que persigue a Neville y que la mujer infectada es algo de él. Neville casi es asesinado por ellos, pero es rescatado por un par de sobrevivientes inmunes: Ana Montez y su hijo, llamado Ethan, que han viajado desde Maryland tras escuchar uno de los mensajes de radio. Llevan al herido de nuevo a su casa, el número 11 de Washington Square, donde le cosen las heridas y se las desinfectan. Neville se muestra insociable tras los duros momentos que ha pasado. Ana le explica que sobrevivieron al brote ya que estaban a bordo de un buque de evacuación de la Cruz Roja en São Paulo y se dirigían a una supuesta colonia de sobrevivientes en Bethel, Vermont.

La siguiente noche, el macho Alfa (el que persigue a Neville) se reúne un grupo de infectados que ha seguido a Ana y Ethan en su huida. Dirigidos por él, atacan la casa, una línea de explosivos en todos los vehículos aparcados enfrente de la casa. Neville, Ana y Ethan están acorralados y buscan refugio en el laboratorio del sótano donde Neville tiene el laboratorio. Observando la mujer nota que tiene una apariencia tranquila y un ritmo cardiaco estabilizado, con lo que Neville se da cuenta que esa es la cura, por lo que le da a Ana una muestra. Luego esconde a sus salvadores en un pequeño contenedor-búnker, Neville refugiado tras una pared de vidrio comienza a gritarle (en vano) a los infectados que ha encontrado la cura, que puede salvarlos, mientras el macho alfa trata de romper el cristal. Cuando el cristal comienza a romperse Neville saca una granada de un cajón y cuando el cristal por fin sucumbe ante el ataque del infectado se arroja contra los infectados con la granada en mano. Robert Neville sacrifica su vida por salvar la humanidad.


 Ana y Ethan escapan a Vermont, y llegan a la colonia de supervivientes, en donde Ana entrega a los médicos y oficiales la cura. La voz de Ana dice que el remedio de Neville permitió a la humanidad sobrevivir y reconstruir las ciudades, estableciendo que ahora la humanidad es su legado, por lo que es estigmatizado como un héroe; una "Leyenda"

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